Sortilegios cotidianos
lunes, 31 de marzo de 2008
Verdades
No existe una sola verdad. Hay tantas como pueblos o personas.
Y si la veracidad de su existencia se define a través de la concepcion de las cosas tal cual son para uno, al atravesar ese eje central del significado que la propia vida otorga al juzgar la vivencia de las cosas por propia experiencia empírica, entonces, tal vez, verdad y mentira no sean opuestos, sino exactamente todo lo contrario, y quizás, una se asemeje a la otra y viceversa.
Sin embargo, tal vez, el texto enunciado anteriormente no sea más que una falacia, y solo exista una, única y brillante, verdad comùn.
lunes, 24 de marzo de 2008
El inconsciente en mi
Imaginate este sueño. Estabas vos. Era de noche y caminabas detrás mío, de lado a lado pisándome los talones.
Me decías que nunca íbamos a tener tiempo de eso, de ver el mar.
Las luces brillan y es verano. Me doy vuelta mirando las galerías hacia el sur.
Te digo que mires al cielo exlamando. Te muestro como la luna se viene abajo en cuestión de segundos porque una bola de fuego la está tumbando en línea recta hacia los edificios, allá lejos.
Explota esa bola de fuego y la luna trasnparente e incolora impacta contra Buenos Aires y empieza a salpicar partículas gomosas fugaces de lava que ahora rebotan dispersas por toda la ciudad.
Desesperados comenzamos a correr, le decimos a la suerte que se apure, que no se quede atrás, pero ahora la suerte es la deriva, y segundos mas tarde tiene otra cara. Me tomas de la mano y corremos. Entramos en un subte vacìo sin gente. Se siente la desesperación del fuego y la lava por llegar y el miedo de lo que estará pasando afuera.
Y ya no sabemos que hacer, ni a donde ir, ni si saldremos vivos.
Me despierto sobresaltada con taquicardia y asfixiante sed.
Y me alivio de que haya sido solo un sueño, aunque tan real.
Y me pregunto porque estabas vos.
Y lo escribo enseguida para no olvidarlo.
Y te lo envío.
21 de noviembre de 2007
martes, 18 de marzo de 2008
Dieciocho meses
Bajo la alfombra.
Ahí tambien lo buscaron, pero no encontraron su nombre, ni su cuerpo, solo un puñado austero de las cenizas de un secreto sucio a punto de no florecer jamás.
Ahora miro por la ventana. Deben ser cientos de ellos, y tal vez en ellos me refleje desde mi pupila ausente.
Cada palabra altoparlante y cada bandera no son más que excusas perfectas para intentar burlar al mal, comprender las fallas de la estúpida suerte y justificar a los inocentes de causa abierta y latidos cesantes.
Pero el mal anda suelto, hace rato ya, celular en mano, poder en el bolsillo, impunidad a cuestas, apenas dos llamadas, y una mentira imposible de develar.
Ya nadie recuerda los zapatos andrajosos que llevaba puestos, o la sonrisa abierta que podía brindar a pesar de todo.
Ya nadie lo olvida y a cada paso es la única razón del caminante.
El mal es invisible, usa guantes negros,pero algún día la verdad tendrá cara.
La cara de un país que se pondrá de pie.
Sin embargo, la realidad ofrece invalidez de acción, impotencia de lágrimas contenidas.
El aire pacífico y enviciado de la ciudad huele a ojos tristes, a muerte dulce.
La de la vida... y la de la fe.
sábado, 15 de marzo de 2008
Algunas cuantas formas de medir el tiempo
Nada resulta tan novedoso, como aquello que por mucho tiempo ha sido olvidado... ( de algún autor que no recuerdo...)
Mientras que en algún rincón del mundo explota el llanto de un bebe bienvenido, en las islas Caimán, tarda un segundo el oleaje en arrastrar una estrella.
La primer gota del diluvio en la cosecha del arroz.
El crucero despidiendo turistas.
La pelota usurera de sueños estampada en la red de gol.
La bala penetrando el corazón del soldado herido de guerra.
El óvulo atravesado llamando a la vida.
El abrazo último y profundo.
La gota de sal abandonando el lagrimal en el aeropuerto.
El roce de las patas del avion al alivio del contacto con la tierra.
La pluma sellando el ¨sí quiero¨ en tinta.
El instante en que el torero gira desafiando su fiera y burlando su estúpida suerte.
El dedo en el botón del celular aceptando la llamada.
El fuego extirpado de un soplido. El giro de una moneda a la deriva. El contacto erizado de la primer caricia.
El click de una foto en sepia.
El amor de a dos consumado en uno.
El suspiro final.
El minuto exacto en que tus ojos se adiheren a los míos.
El exacto minuto en que los atravieso y desvio vencida, la mirada al suelo, para no verte tanto, para no amarte siempre.
Texto extraído del collage en colaboración 2 de Cruzagramas : ¨Algunas formas de medir el tiempo¨
miércoles, 12 de marzo de 2008
Treinta y ocho
Escalofríos en la espalda
ojos vidriados
treinta y ocho de mercurio sin calibre
tal vez, fiebre de amor...
y la cabeza a punto de explotar sueños
perforando el continente
plomizo en la frente y las pestañas
y en la cien hirviendo
doliendo al latido lento
injustificado
pigmentado de fantasmas
pixelado en gris, sin fuerzas
ni pastillas de la cura
ni consuelo
ni termómetro...
que exprese su magintud...
ojos vidriados
treinta y ocho de mercurio sin calibre
tal vez, fiebre de amor...
y la cabeza a punto de explotar sueños
perforando el continente
plomizo en la frente y las pestañas
y en la cien hirviendo
doliendo al latido lento
injustificado
pigmentado de fantasmas
pixelado en gris, sin fuerzas
ni pastillas de la cura
ni consuelo
ni termómetro...
que exprese su magintud...
jueves, 6 de marzo de 2008
Dias de sal
El ambiente pastel desborda las emociones. Se satura de bienvenidas. Se vuelve expectante.
Los ojos hablan y descubren la textura de un nuevo vínculo.
La piel permanece en flor.
El apego se convierte en el más definitorio de los protagonistas.
Y es que estamos conociéndonos.
Y uno puede a veces, hacerlo con una mirada.
A veces con una caricia, con una palabra que denuncia mas de mil motivos para estar juntos.
Con una sonrisa robada al despedirnos.
Con una manita en alto diciendome adiós.
Y la ronda comienza a girar, y otra vez me vuelvo payaso, voz cantante y brazo abierto.
Y en breve seremos un todo, una cadena más en un eslabón irrompible en la historia personal de mi adultez y de tu infancia.
El jardín es un grito espontáneo de magia, son días de sal, de llantos inevitables que comienza a ceder olvidando el miedo a lo desconocido.
Y somos una torre de aprendizaje en construcción.
Una conquista que estamos proximos a alcanzar.
Una imagen de un marzo vistiéndonos de otoño y calidez.
Un corazón que se abre y nueve latidos que entran, se abrazan a mi alma y se van modificados por mis besos. modificando mis tiempos y mis sueños.
Porque adaptarse, implica asimilar aquello que formará parte de nuestras vidas.
Aquello que a pesar del quiebre presente hasta las lágrimas, nos garantizará el crecimiento eterno junto a otros.
Los ojos hablan y descubren la textura de un nuevo vínculo.
La piel permanece en flor.
El apego se convierte en el más definitorio de los protagonistas.
Y es que estamos conociéndonos.
Y uno puede a veces, hacerlo con una mirada.
A veces con una caricia, con una palabra que denuncia mas de mil motivos para estar juntos.
Con una sonrisa robada al despedirnos.
Con una manita en alto diciendome adiós.
Y la ronda comienza a girar, y otra vez me vuelvo payaso, voz cantante y brazo abierto.
Y en breve seremos un todo, una cadena más en un eslabón irrompible en la historia personal de mi adultez y de tu infancia.
El jardín es un grito espontáneo de magia, son días de sal, de llantos inevitables que comienza a ceder olvidando el miedo a lo desconocido.
Y somos una torre de aprendizaje en construcción.
Una conquista que estamos proximos a alcanzar.
Una imagen de un marzo vistiéndonos de otoño y calidez.
Un corazón que se abre y nueve latidos que entran, se abrazan a mi alma y se van modificados por mis besos. modificando mis tiempos y mis sueños.
Porque adaptarse, implica asimilar aquello que formará parte de nuestras vidas.
Aquello que a pesar del quiebre presente hasta las lágrimas, nos garantizará el crecimiento eterno junto a otros.
domingo, 2 de marzo de 2008
Descartables
Entonces, respiró profundo y desprendió un último suspiro.
Juntó todos los pañuelitos de papel tissue que había desparramados por cada rincón de la casa.
Todos tenían restos de sal. Pedacitos de vida arrancados de la piel y las entrañas. Trocitos de imágenes grabadas en copia fiel.
Pero el material de consuelo estaba terminándose, así que comenzó a usar los centímetros virgenes de celulosa sin lágrimas.
Y aun asi, fue en vano, porque la tristeza seguía rodandole por las mejillas y en poco tiempo ya no hubo descartables que alcanzarán, y la casa se volvió un océano de palabras mudas y deseos agonizantes.
Entonces cobró coraje, junto todo y lo arrojó a la basura. Algunas gotas cayeron desde el lagrimal estrellándose directo al suelo, porque sus manos estaban ocupadas tipeando el teclado al escribir este texto.
Desde siempre le habían dicho, que todo fin es el comienzo de algo, quizás, hermoso.
Juntó todos los pañuelitos de papel tissue que había desparramados por cada rincón de la casa.
Todos tenían restos de sal. Pedacitos de vida arrancados de la piel y las entrañas. Trocitos de imágenes grabadas en copia fiel.
Pero el material de consuelo estaba terminándose, así que comenzó a usar los centímetros virgenes de celulosa sin lágrimas.
Y aun asi, fue en vano, porque la tristeza seguía rodandole por las mejillas y en poco tiempo ya no hubo descartables que alcanzarán, y la casa se volvió un océano de palabras mudas y deseos agonizantes.
Entonces cobró coraje, junto todo y lo arrojó a la basura. Algunas gotas cayeron desde el lagrimal estrellándose directo al suelo, porque sus manos estaban ocupadas tipeando el teclado al escribir este texto.
Desde siempre le habían dicho, que todo fin es el comienzo de algo, quizás, hermoso.
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