¨Me reflejo en otras pupilas. Me someto a las igualdades subjetivas de las miradas diferentes...¨

Sortilegios cotidianos

miércoles, 24 de febrero de 2010

Carta de un maestro a otro...



Si la sangre correrá cuando carne y acero son uno,
secando en el color del sol vespertino,
la lluvia del mañana lavará los tintes
pero algo en nuestras mentes siempre quedará...
Quizás este acto final estaba destinado
a confirmar el argumento de toda una vida
que nada viene de la violencia
y nunca nada podrá.
Por todos aquellos nacidos bajo una estrella enojada
no sea que olvidemos cuan frágiles somos...

Sting



al maestro asesinado, y a todos los maestros que morimos con él...




Desconozco con exactitud los motivos reales que te dieron sepultura. La desinformación suele ser mi refugio mas aparente cuando llorar no es una buena opción. No se en realidad si en la pared de tu habitación colgaba un cuadro desvencijado, con el diplóma de médico o agrimensor, comerciante de la educación o tesorero de abecedarios. Supongo que eras docente con el alma, ya que no existe otra forma posible de serlo. No me interesa si eras diestro o zurdo, por lo tanto no escribiré más sobre este aspecto.Ignoro los motivos políticos y los ideales en alta que te llevaron a estar ahí, entre todos ellos, un día cualquiera justificando con el cuerpo y la voz un presente más acorde, un futuro que no pudiste ver.
Asimilo que pedías dignidad y un sueldo justo. O más escuelas a la espera del hambre en las pupilas de los niños carenciados y de los millones esparcidos ansiosos por aprender.
Imagino que las balas son solo una confusión más del hombre, y la asfixia lacrimógena su equivocado destino.Un desliz de negligencia no menor que te quitó la vida con desfachatez. No voy a juzgar a nadie por su nombre, no escribiré aquí la palabra policía, no tendré escalofríos al releerla, no tendré nuevamente escalofríos al visualizar la imagen y no se me hará un agujero en el estómago al pensar como habrán sidos los últimos latidos de tu paso por el mundo. Solo marcaré con mi tinta el llamado universal a la conciencia, el desorden social ante la perdida de fragilidad, mi descontento de sistema, mi desazón a la deriva.
El pizarrón yace de luto, de pie y sin guardapolvos.
Me descubró a veces perdida y ya no se si piso suelo argentino o colombiano.
Me mantengo al margen de una marcha, las respeto, tal vez porque una parte de mí desearía ser ahí, otro pedazo de mi cuerpo me dice que mientras lloramos nuestros muertos, alguien se ríe y se pide un café detrás de un escritorio sucio y una campaña. Me pongo mi pintor todos los días, y hago honor a mí país intentando educar mas allá de las falencias, de los planes insufribles descordinados y los recelos caprichosos del primer mundo inalcanzable.
Pero este día quinto del més , en mucho tiempo, en muchos lares, no será un día cualquiera.
Es el día en que vos, yo y cada pedacito de bandera se fue con la libertad de expresión y el derecho justo y merecido a recorrer otros cielos, a protestar otras tizas.
Y será cierto, de hoy en más, mientras no escribas tu historia y la sangre sea derramada, que las flores seguirán cayendo, marchitas y blancas, sobre el escudo, la patría y tu soberanía.





domingo, 21 de febrero de 2010

Llueve Buenos Aires...



el tiempo y la lluvia...



Explota en llanto una nube llena y bifurca con sus lágrimas el asfalto brilloso y temporario del agua sin condolencias. Rafagas de viento húmedo arrasan el diluvio triste y se detiene el tiempo en formato sepia mientras los sueños solitarios decantan por las aberturas de cada esquina, y arrasan las enojos torrenciales del cielo vedado; así, desprotegido del sol, insistente y vulgar, no vence al caer cristalino, ni asoma en su verdadero color azul, diáfano y sutil.
No desiste ahora, el agua compagina sus miserias, transcurre, impone, truena.
Marca tic tac sobre el zinc desprotegido y las baldosas vacías inundandas de pureza atroz.

Llueve Buenos Aires...





lunes, 15 de febrero de 2010

Plagio a la ilusión


dedicado a mí y a mi dolor...



Te podrán plagiar los sueños
pero nunca podrán robarte la autenticidad
del alma que entregaste
de lo que alguna vez fue tu ilusión de papel
de los valores humanos con los que también se escribe
se proyecta
se lucha
se ama

Te podrán ilustrar los sueños
las malditas poetas amorales
sin pertenencia original
los escritores traicioneros
las palabras no dichas a tiempo
el lado oscuro del corazón

Podrán engañar a un universo con el silencio de los cobardes
con la soberbia disfrazada de arte
con el dedo acusándote a los ojos
con la falta de perdón y de cordura
de respeto, de razón...


Pero nunca podrán callarte la boca

Y es que nunca podrán callarte la boca...


Y es bueno saber que algunas palabras jamás existirán en tu vocabulario

Tal vez, ese sea el aprendizaje más grande de tu vida, ese que no se aprende en ningún libro...

Ellas son: censura, mentira, injusticia, acusación, traición, burla, engaño, maldad

Si vos, como yo, podes pronunciarlas con la total convicción de que están fuera de tu vida, entonces sabrás que estás en el lugar correcto, que los injustos no te merecen y que su tinta está rancia de valores humanos


La búsqueda de la verdad es la virtud de los iluminados
un derecho,
un sentimiento profundo,
demasiado especial y único
que no sabe de almas sin angel
que da ¨miedito¨ a las carentes de transparencia
rebozantes de narcisismo
fabricantes de la discordia,
del dolor ajeno con el que después
se lavan las manos
se van a la cama
se tapan los ojos
se ensucian la boca...


Porque la verdad es poderosa,
quizás,
más que nada en el mundo
y asusta a aquellos
que roban los sueños, que eligen la mentira, culpan a otros
y se evaden de las causas justas
y faltos de nobleza entierran aquello que es justo descubrir
y se victimizan mediante la actitud vulgar de creerse importantes, cuerdos, lógicos
y que ausentes de toda ética
no saben nada de tinta
ni de amor...

La verdad y la transparencia humana
son pociones mágicas
que los fracasados de la vida
jamás podrán comprender...












sábado, 6 de febrero de 2010

Crimen

A la falta de respeto, al atropello a la razón...




Camino por la avenida hacia abajo. La ciudad está desolada y las agujas avanzan instalando la noche. Esfumándose, las últimas almas que circulan.
Doblo en la esquina y espero en la parada de siempre. Todavía me quedan restos de la clase dando vueltas. Pienso en Rosa. Rosita para las amigas de Corrientes. En la impresión que se habrá llevado al ver el cuerpo sumergido. Me sumergo yo unos instantes en la historia que aun no existe.
Un auto se atraviesa adelante mío, dobla a mi izquierda y frena a la altura de la doble puerta de madera verde oscura, que se abre de par en par para recibirlo. Despierta mi atención lo que veo. El edificio en reparación. Varios andamios de caño y tela de nylon ocultan lo que alguna vez fue una moderna construcción sobre la calle Alem.
Levanto mi vista y detengo mi mirada en el cartel. Un señor que vende cafe se ríe y me distraigo. Vuelvo a mirar.
Restaruración y puesta en valor de edificio de cocheras presidenciales. Espío a lo lejos pero el costera no asoma. La vista se me tuerce otra vez, esta vez para fijarse con mas detenimiento.
Distrito: Capital federal.
Voy comprendiendo de que se trata. Recuerdo no haber leído eso antes a pesar de haber estado ahi. Es que a veces uno no observa lo que decora el escenario.
Plazo de ejecución: ocho meses.
Rápido, reflexiono. Imagino el auto entrante y las cosas que podrían suceder adentro. Asesinatos con o sin sangre. Allanamientos. Coimas. Algun lavado de moral. Intercambios de billetes, entre polvo y luz lugrubre. O ningún nacimiento y menos un cumpleaños en una cochera polvorienta y aburrida. Solo caprichosos móviles de traslado.
El nombre de la empresa constructora tambien figura. No la conozco, obvio.
LLego al punto de quiebre. Me olvide de todo lo leído anteriormente y de mi curiosidad, para dar lugar a la indignación, a la incertidumbre.
Presupuesto oficial: observo. Atónita. Muda. Congelada.
Vuelvo a observar, y hasta este instante no estoy segura de haber entendido correctamente.
1,317,796,19.
No puedo asimilar los últimos diecinueve centavos.
Segun Freud... el chiste hace de escapista alguna verdad atrapada en el inconsciente. No se cual es la verdad que esconda el inconsciente de quien redactó el cartel pero asumo que el hecho de colocar los centavos al final de la gigantesca cifra debe ser joda.
Cuentas claras dicen algunos... No aclares que oscurece prefieren usar otros...
Imagino cuantos paquetes de polenta podrían comprarse con esa suma. No puedo realizar la ecuación, nunca me gustaron las matemáticas. Pero pienso en cuantas frazadas, o zapatos o alimentos o bocas pueden salvar su día con esa cifra. Pienso si los autos presidenciales podrán soportar dormir en la calle. Como las personas que no tienen cochera.
Corroboro valores desfasados. Vuelvo a la suma una y otra vez. Creyendo, soñando haber interpretado mal el cartel.
El aire esta congelado y el frío es cada vez mas intenso. Meto las manos en el bolsillo y aprieto el celular y los dientes. Me indigno en silencio. No hace calor pero Buenos Aires esta en llamas. Subo al transporte que me devuelve a mi ciudad, no menos equivocada.
Por la ventana, la confusión servida en bandeja. La basura revuelta en cada esquina.
La casa Rosada impecable recién maquillada. Me pregunto si las naciones serán como las mujeres cuando estamos deprimidas, que gastamos en todo menos en cosas esenciales.
Pienso otra vez en Rosita, y vuelvo a la escena del crimen.
El jacuzzi se rebalsa.
Coloco los auriculares que explotan penetrando mis oídos.
Y me uno al vidrio para seguir mirando, mientras escribo en el asfalto.
Secretaria General Presidencia de la Nación decía el cartel con letras grandes.
Pienso en mañana, en el trabajo. En
el reino del reves que voy a cantarle a los nenes del jardín. Nada el pájaro. Vuela el pez. Nada mas real. Dos y dos son tres.
Abajo a la derecha, la bandera rayada y el nombre, gastado, manipulado, triste y descosido de la tierra en que nací.
Me acomodo en el asiento.
Joaquin canta : "No permita la virgen que tengas poder "...






Me leen...