¨Me reflejo en otras pupilas. Me someto a las igualdades subjetivas de las miradas diferentes...¨

Sortilegios cotidianos

viernes, 22 de junio de 2012

Juana








a mi ahijada...


Juana mira al cielo y un resabio de estalactita se filtra en el iris de sus ojos.
Sabe que el tiempo avanza pero no se apresura. 
Sonríe una boca expresiva que grita los silencios de todas las palabras que nunca dijo.

Como no conoce el miedo, prefiere sortear su suerte viajando de brazo en brazo.
Genera especulaciones de fragilidad, pero no las escucha, porque se presume fuerte y así vive.
Nunca llora.
Su temperamento se construye a base de lágrimas que no fueron. 
Deja caer su cabeza de lado a lado... es que prefiere sumergirse en el medio giro de felicidad de una canción, a no tener a su compañera de rosas cerca.
Intenta olvidar que alguna vez acaso discutan por algo.
No importa si llueve, o si el sol transparenta su piel suave de frutillas. O si pierde la visión cuando la risa le deja un espacio de luz casi insignificante para espiar.Estira las manos limpias de princesa de hilos de seda y se sube a la luna de las cosas esenciales.
Y vestida de azúcar, se pierde en mis pupilas dibujándome un lazo indestructible. 
Y sin quererlo, va conquistando a su paso todo lo que toca.
 
Y brilla...

Brilla.

Carta de un maestro a otro







Si la sangre correrá cuando carne y acero son uno,
secando en el color del sol vespertino,
la lluvia del mañana lavará los tintes
pero algo en nuestras mentes siempre quedará...
Quizás este acto final estaba destinado
a confirmar el argumento de toda una vida
que nada viene de la violencia
y nunca nada podrá.
Por todos aquellos nacidos bajo una estrella enojada
no sea que olvidemos cuan frágiles somos...

Sting



al maestro asesinado, y a todos los maestros que morimos con él...




Desconozco con exactitud los motivos reales que te dieron sepultura. La desinformación suele ser mi refugio mas aparente cuando llorar no es una buena opción. No se en realidad si en la pared de tu habitación colgaba un cuadro desvencijado, con el diplóma de médico o agrimensor, comerciante de la educación o tesorero de abecedarios. Supongo que eras docente con el alma, ya que no existe otra forma posible de serlo. No me interesa si eras diestro o zurdo, por lo tanto no escribiré más sobre este aspecto.Ignoro los motivos políticos y los ideales en alta que te llevaron a estar ahí, entre todos ellos, un día cualquiera justificando con el cuerpo y la voz un presente más acorde, un futuro que no pudiste ver.
Asimilo que pedías dignidad y un sueldo justo. O más escuelas a la espera del hambre en las pupilas de los niños carenciados y de los millones esparcidos ansiosos por aprender.
Imagino que las balas son solo una confusión más del hombre, y la asfixia lacrimógena su equivocado destino.Un desliz de negligencia no menor que te quitó la vida con desfachatez. No voy a juzgar a nadie por su nombre, no escribiré aquí la palabra policía, no tendré escalofríos al releerla, no tendré nuevamente escalofríos al visualizar la imagen y no se me hará un agujero en el estómago al pensar como habrán sidos los últimos latidos de tu paso por el mundo. Solo marcaré con mi tinta el llamado universal a la conciencia, el desorden social ante la perdida de fragilidad, mi descontento de sistema, mi desazón a la deriva.
El pizarrón yace de luto, de pie y sin guardapolvos.
Me descubró a veces perdida y ya no se si piso suelo argentino o colombiano.
Me mantengo al margen de una marcha, las respeto, tal vez porque una parte de mí desearía ser ahí, otro pedazo de mi cuerpo me dice que mientras lloramos nuestros muertos, alguien se ríe y se pide un café detrás de un escritorio sucio y una campaña. Me pongo mi pintor todos los días, y hago honor a mí país intentando educar mas allá de las falencias, de los planes insufribles descordinados y los recelos caprichosos del primer mundo inalcanzable.
Pero este día quinto del més , en mucho tiempo, en muchos lares, no será un día cualquiera.
Es el día en que vos, yo y cada pedacito de bandera se fue con la libertad de expresión y el derecho justo y merecido a recorrer otros cielos, a protestar otras tizas.
Y será cierto, de hoy en más, mientras no escribas tu historia y la sangre sea derramada, que las flores seguirán cayendo, marchitas y blancas, sobre el escudo, la patría y tu soberanía.












Me leen...